Charles Bukowski

Posted: 23 de septiembre de 2012 by Unknown in Etiquetas: ,
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El infierno
es un lugar solitario



Ellos no comen como nosotros


Mi padre comiendo.

sus orejas se movían.

masticaba con gran vigor.

Yo deseaba que estuviera en el infierno.

Miraba el tenedor en su mano.
Lo miraba meterse la comida en la boca.

Mi comida no tenía sabor y estaba muerta.
los pedacitos de conversación de mi padre
Se introducían en mi cabeza.
las palabras caían por mi espalda
y se derramaba en mis zapatos.

«Come, Henry», decía mi madre.

Él decía. «Mucha gente se muere de hambre
y no come también como nosotros»

yo quería que estuviera en el infierno.
miraba su tenedor.
Juntaba más comida y la metía en la boca.
Masticaba con un estilo de perro.
Sus orejas se movían.
Yo estaba listo para las brutales palizas que me daba.
Pero verlo comer traía la oscuridad.
Ahí sobre el mantel.
Ahí con el servilletero de madera verde y azul.
«Come o te muelo a patadas», me decía.

Más tarde en la vida le hice pagar de algún modo.
Pero todavía me debe.

Y ya no voy a cobrar.




Tertulia Andrés Eloy Blanco

Posted: 11 de septiembre de 2012 by Unknown in
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Federico García Lorca

El pasado 08 de Septiembre del 2012. Se realizó a las 10:00 am, la Tertulia Literaria “Andrés Eloy Blanco” en homenaje al poeta español “Federico García Lorca”, con el tema: “Leer siempre +”. Evento efectuado en el Centro Comercial Gran Parada de puerto la cruz, Centro de arte “David Suarez” (CADS). Evento coordinado por el escritor y poeta cubano “Ramón Elías Laffita”. 

Los Tertulianos



Conversación con Federico


A Federico García Lorca


Has venido en el último carro de la noche
y te siento extraño    casi fugaz
aparentando el polvo y la tierra
que por años conoció de tus jugos.

Te esperaba desde hace tiempo
a la hora del té y de la cena
en el justo momento de las peregrinaciones
cuando Granada
te ocultaba entre sus sueños.

Todo quedó atrás: los viejos adoquines
y ese amor tan lastimado
por los adolescentes. Los adolescentes
que hemos hurgado hasta la saciedad
que hemos tenido el gusto de embestir
como a esos animales
que siempre se encabritan.

No es la sed
lo que nos convierte en barro
quizá sea
esta claridad sórdida
este ir y venir por la otra orilla
donde somos los mismos transeúntes
los mismos hijos de Dios.

Has venido en la noche
porque la noche se presta para evocar
porque la noche
es parte de ese hormigueo antiguo
que padecen tus manos
y del temblor que encierra un verso
después de haber humedecido nuestros labios
en la penumbra    junto a Whitman.

Estamos en la profundidad de un bosque
derrotados por su sequedad    pero llameantes.

Seccióname la piel y encontrarás allí
voces que te reclaman
y un lenguaje rarísimo.

Solo tú conoces el pacto
la complicidad con jóvenes
que nunca dejan de nombrarte.

Puro sueño este
hasta cuándo seguiré fragmentándolo
hasta dónde llegará el fuego traidor
que fue concentrado para traducirse en llama
o música violenta.

Whitman escuchaba la música
extraía su sonido como el que extrae agua
de un pozo desolado.

Tú olvidaste    como el que olvida cerrar una puerta
como el que olvida la hojarasca
los restos del día
o de la noche.

Ahora te sientas en un café
demolido por la penumbra
tan hostil
como en aquellas fotos del 27
en las que solo tú
compartías el privilegio.

Tampoco yo levanto la mano contra el niño
que escribe nombre de niña en la almohada
ni contra el joven que se viste de novia
en la oscuridad del ropero[1].

Levanto la mano contra los que me transfiguran
y se fijan
y se clavan
y se hunden
para después drenar.


Todos
hasta el traidor
que aun drena.

Aquella noche en el café
hasta una puta nos amó
y tuvo deseos de que el amor entrara
y nos poseyera como a bestias.

Demasiada irrealidad para tanta melodía oculta.

En un carro de hojas secas anda tu cuerpo
éxtasis innombrable
resucita
ahora.   


Autor: Ramón Elías Laffita
poema extraído del libro:
(Sótanos con olor a brea)